Todo comienza en una calurosa mañana de un martes de finales de Julio tras una noche aún mas calurosa y llena de sueños rotos.
El pensamiento de uno mismo niebla los sentidos y confunde a cualquiera. Cada uno tiene unos caminos para llegar a la verdad. Unos te hacen mas daño que otros y otros son mas vitales que algunos, pero el sentido es llegar a la verdad.
Y esto ocurrió en una mañana calurosa de martes de finales de Julio.
Maldigo mi mente en ocasiones, por todo el daño que me ha hecho sufrir, aunque es bueno como nunca había pasado poder coger el teléfono y explicar todo a un alma oyente que ya no funciona como tu propia mente, si no que se rige por la coherencia y la experiencia sufrida, la cual se ríe de cómo pudiste creerte toda esa parafernalia, haciéndote ver que no eres lo especial que te creías. Cuando tu cuerpo se basa en el dolor y la inestabilidad social de la gente que te rodea y que tenías por guía, el alma errante compañera telefónica te hace ver que todo el mundo busca un oyente como lo esta siendo él. “No has sido más que una oyente”. “Date cuenta y métetelo en ese coquito loco de una vez”. “Busca la verdad, ese es tu problema, me repite”. Y con estas palabras me doy cuenta de que le quiero cada día mas. Que es una persona que busca nuestro propio beneplácito. Eso es amistad, supongo.
Luego piensas que la persona que tanto te decía “a los hechos me remito”; es para decirle “remítete a tus hechos”. Lo positivo de todo esto es la forma que has aprendido a callar tus labios. Ese silencio que apostiga a sus palabras, es el beneficio de la duda. Resérvate el beneficio la duda.
Ojala se pudiera sustituir a las personas como los pensamientos. Pero como tantas veces repitió “solo hay una vida y es para ser feliz”. Por tanto me reservo mis días de tristeza para mi, de los cuales aprendo más que de los días de alegría.
(Pufff, los sueños rotos).
Pero, ¿y si me gusta la soledad compartida? El luchar día a día a corto plazo, viendo lo que hay mas allá, en el horizonte, sabiendo lo que hay allí, pero paso a pasito. Lo veo sano, lo más sano que he visto tan de cerca desde tanto tiempo. Yo a ti, te creía una cosa sana también dentro de mi vida, pero la verdad es que no es así. Me alegro de darme cuenta de estas cosas, aunque sea tan lentamente, aunque estos sueños rotos se quedan en mi oscura libreta de sueños rotos. Me gustas, me gustas sin más, pero no tu vida, tus ilusiones, tu lucha. Prefiero la soledad compartida esa que te hace crear, que te hace infeliz y que te hace incompleto. Y el buscar cosas, salidas, dar cabida a la imaginación y tener momentos para pensar, pensar en el día a día, con pies de plomo y tropezando, para quedarte pensando por minutos en el porqué del tropezón. Buen paseo y buen camino. Yo me quedo en mi soledad creando… Felicidades por lo que conseguiste, por que conseguiste tener una despedida fluida y dulce. Por consiguiente yo me quede una vez más preguntándote y viendo que sucede, para darme cuenta que esta es la definitiva, la despedida de un día con final. Pues ya ves mañana será otro día. Será un miércoles caluroso de finales de Julio.
El pensamiento de uno mismo niebla los sentidos y confunde a cualquiera. Cada uno tiene unos caminos para llegar a la verdad. Unos te hacen mas daño que otros y otros son mas vitales que algunos, pero el sentido es llegar a la verdad.
Y esto ocurrió en una mañana calurosa de martes de finales de Julio.
Maldigo mi mente en ocasiones, por todo el daño que me ha hecho sufrir, aunque es bueno como nunca había pasado poder coger el teléfono y explicar todo a un alma oyente que ya no funciona como tu propia mente, si no que se rige por la coherencia y la experiencia sufrida, la cual se ríe de cómo pudiste creerte toda esa parafernalia, haciéndote ver que no eres lo especial que te creías. Cuando tu cuerpo se basa en el dolor y la inestabilidad social de la gente que te rodea y que tenías por guía, el alma errante compañera telefónica te hace ver que todo el mundo busca un oyente como lo esta siendo él. “No has sido más que una oyente”. “Date cuenta y métetelo en ese coquito loco de una vez”. “Busca la verdad, ese es tu problema, me repite”. Y con estas palabras me doy cuenta de que le quiero cada día mas. Que es una persona que busca nuestro propio beneplácito. Eso es amistad, supongo.
Luego piensas que la persona que tanto te decía “a los hechos me remito”; es para decirle “remítete a tus hechos”. Lo positivo de todo esto es la forma que has aprendido a callar tus labios. Ese silencio que apostiga a sus palabras, es el beneficio de la duda. Resérvate el beneficio la duda.
Ojala se pudiera sustituir a las personas como los pensamientos. Pero como tantas veces repitió “solo hay una vida y es para ser feliz”. Por tanto me reservo mis días de tristeza para mi, de los cuales aprendo más que de los días de alegría.
(Pufff, los sueños rotos).
Pero, ¿y si me gusta la soledad compartida? El luchar día a día a corto plazo, viendo lo que hay mas allá, en el horizonte, sabiendo lo que hay allí, pero paso a pasito. Lo veo sano, lo más sano que he visto tan de cerca desde tanto tiempo. Yo a ti, te creía una cosa sana también dentro de mi vida, pero la verdad es que no es así. Me alegro de darme cuenta de estas cosas, aunque sea tan lentamente, aunque estos sueños rotos se quedan en mi oscura libreta de sueños rotos. Me gustas, me gustas sin más, pero no tu vida, tus ilusiones, tu lucha. Prefiero la soledad compartida esa que te hace crear, que te hace infeliz y que te hace incompleto. Y el buscar cosas, salidas, dar cabida a la imaginación y tener momentos para pensar, pensar en el día a día, con pies de plomo y tropezando, para quedarte pensando por minutos en el porqué del tropezón. Buen paseo y buen camino. Yo me quedo en mi soledad creando… Felicidades por lo que conseguiste, por que conseguiste tener una despedida fluida y dulce. Por consiguiente yo me quede una vez más preguntándote y viendo que sucede, para darme cuenta que esta es la definitiva, la despedida de un día con final. Pues ya ves mañana será otro día. Será un miércoles caluroso de finales de Julio.
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