
n un país remoto, en plena Selva, se presento hace muchos años un tiempo malo en el que el Camaleón, a quien le había dado por la política, entro en un estado de total desconcierto, pues los otros animales, asesorados por la Zorra, se había enterado de sus artimañas y empezaron a contrarrestarlas llevando día y noche en los bolsillos juegos diversos vidrios de colores para combatir su ambigüedad e hipocresía, de manera que cuando él estaba morado y por cualquier circunstancia del momento necesitaba, volverse, digamos, azul, sacaban rápidamente un cristal rojo a través del cual lo veían, y para ellos continuaba siendo el mismo Camaleón morado, aunque se condujera como Camaleón azul, y cuando estaba rojo y por motivaciones especiales se volvía anaranjado, usaba el cristal correspondiente y lo seguían viendo tal cual.Esto solo en cuanto a los colores primarios, pues el método se generalizo tanto que con el tiempo no había quien no llevara consigo un equipo completo de cristales para aquellos casos en el que mañoso se tornaba simplemente grisáceo, o verdiazul, o de cualquier color mas o menos indefinido, para dar el cual eran necesarias tres, cuatro o cinco superposiciones de cristales.
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